Con las lágrimas basta

  
Hacía mucho que no volvía, ojo cuando digo mucho son dos meses, pero para mí eso es bastante. Llega un momento que no aguantas más, que necesitas volver, cambiar el paredón por la luz, respirar aire limpio. Siempre digo que la gran ciudad te corta las piernas; tenes que estar atento cuando estas parado en un semáforo, cuando cruzas la calle, nada te garantiza que un auto no te pase por arriba. Caminar se torna insoportable, las veredas son un hormiguero, esquivas a uno después a otro y no termina nunca. Pese a todo te acostumbras, a la fuerza pero te acostumbras. Retomando, yo me volvía, ya había reservado mi pasaje, en esa empresa en la que el colectivo para en todos lados, hasta para ver si creció el pasto al costado de la ruta. Salí de la facultad, busqué el bolso, que ya tenía preparado en mi casa, y fui para la terminal. Llegué con bastante tiempo a favor, entonces me dispuse a esperar en las plataformas que me indicaba el boleto. Fue un segundo, yo estaba mirando, no sé si la hora o un colectivo que llegaba, él se paro frente a mí. Si lo vieran, me miró con sus ojos tristes, sus manitos estaban completamente sucias, su cara también. Cuando lo vi, yo sabía que quería, no hacía falta que me hablara. Me pidió una moneda, yo le di, después me pidió un billete de diez pesos, lo miré y le explique que no tenía, balbuceó algo y se fue a pedir monedas a otra persona.    Mi colectivo llegó, subí y me quede pensando. A su edad yo pedía monedas para comprar golosinas, o un juguete, no sabía lo que era pasar hambre, nunca me falto nada. En cambio, él,  tenía que reemplazar las golosinas por paco, los juguetes por latas, la escuela por la calle, la cama por cartones, tenía que hacerse amigo del frio, la lluvia, del maltrato, de la indiferencia de todos, de la falta de afecto, del mundo que le tocó a la hora del sorteo. Ese sorteo que muchos de nosotros pudimos salir favorecidos, yo mismo podría haber sido quien le pidiera monedas a él, o yo mismo podría hoy estar en un semáforo limpiando vidrios por unas monedas. Siempre que venís mal, algo peor te puede sorprender en el camino.  El gran escritor Julio Cortázar dijo: "A veces para afeitarse, no se necesita jabón, con las lágrimas basta", y yo estaba para eso....

6 comentarios:

  1. Hermosoo fede!, te quiero

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  2. Fedee me encanta lo q escribiss!! recien me entero de tu blog,,muy bueno la verdadd! te quiero amigoo!

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  3. Muy bueno !segui asi hermano !Bruno

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  4. Fede que genio, muy buenas tus historias. Ahora podes contar alguna historia de lo que se siente ser DT. Nos vemos. DAVID

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  5. Amigo me encantooo!, en donde dice descripcion yo pondria: cualquier coincidencia con la realidad es pura sincronia!... la vida es totalmente perfecta, hay q aprender a mirarla! Pau.

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  6. Felicitaciones Fede!! un besooo. lindisimas las palabras. Abe

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