Un cuaderno y un dolor


A continuación voy a escribir uno de los recuerdos más tristes que tengo en mi cabeza. Quizá hoy lo puedo tomar con humor pero cuando era chico no fue así. De pequeño, no me gustaba para nada concurrir al colegio, ese temita de levantarse temprano no era para mí. Yo estaba en "salita de cinco", como se decía en mi colegio, primer día de clases, lleno de esperanzas, ilusiones, a un paso del "deseado" pero a la vez "temido" primer grado. Cada compañero llevaba un paquete de galletitas, yo era el que llevaba las que no quería nadie, por eso, siempre me daban las húmedas, las de abajo de la lata, las que tienen cien años ahí adentro. Algo que sí me gustaba de ir a la escuela era comprar los útiles, era lo mejor, lo más lindo, después se me rompían todas las cosas y todo lo comprado dejaba de ser todo eso.
Cuestión, con todas las cositas nuevas, cumpliendo con la lista que nos habían pedido a raja tabla, apareció la nueva profesora. Anoten, no se olviden de su nombre, se presentó como la señorita María Rosa. Me siguen, fundamental recordarlo. Ella comenzó su discurso de primer día, ese en el que te quieren meter miedo, pero a la vez hacerte creer que iba a ser todo lindo. Siguió hablando, hablando, hasta que pidió un cuaderno, justo, dio la casualidad que yo estaba enfrente de ella y tuve que darle el mío. No me olvido más ese momento, es como si hubiése sido en cámara lenta y sin sonido. Mi hermoso cuaderno estaba forrado con dibujos de las tortugas ninjas, en esos años un boom. Mostró mi cuaderno a todos mis compañeros, lo abrió, se fijó que se viera bien la tapa y la contratapa, imaginense mi estado de orgullo, me sentía el mejor, todos miraban maravillados. Pero ese momentito fue efímero, se me escapó en un segundo, un chico de cinco años no esta preparado para eso, defintivamente no. Luego de pasear a las tortugas ninjas, frenó y dijo: "Bueno, ¿lo vieron bien?- todos gritaron al unísono que sí- así no era lo que yo pedí", rompió el forro con toda la furia, hizo un bollo y tiró el papél a la basura.
Hagan de cuenta que me tiró a mí también, fue un golpe al alma. Lo que quería la "señorita María Rosa", era que todos los cuadernos estén forrados iguales con papél afiche celeste. Encima, para finalizar, uno de mis compañeros agarró el bollo de papél y se lo quería llevar a su casa. Hoy, me acuerdo y me rio pero en ese momento la pase muy mal, a tal punto que todavía lo recuerdo. Un cuaderno y un dolor.

4 comentarios:

  1. No puedo creer q lo hayas escritoo!, me encanto la narracion amigo, me senti con vos en tiempo y espacio solo con "dos palabras"; increible q lo tengas tan plasmado en la memoria! Muy bueno! (igual creo q narrado por vos personalmente no se compara con nada)Pau

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  2. coincido con pau, lo leia y me reia sola de lo que iba a venir jajajajajajajaja sos lo mas amigoo que graciosoo. soy jachi

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  3. Uy que lindo y que treiste ese recuerdo! El momento de ir a comprar los útiles era mi favorito de todo el año escolar!

    Saludos

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