Violencia de género

8:50 am, sábado:

-Hijo de re mil puta, eso sos un hijo de re mil puta. Ella llora, grita desgarradoramente. El edificio entero en silencio, la tensión esta en el aire, baja por el pulmón del mismo. Sólo las palomas aletean y los pájaros cantan.

-Qué queres, forra, qué carajo queres. Déjame de joder. Él pierde el control, apura su voz, le imprime amenaza.

-¿Por qué me pegas?- suplica ella entre lágrimas, la discusión eleva su tono. Se escuchan portazos, más insultos.

-¡Cállate la boca! ¡Cállate! ¡No hables más!, él deja caer algunas lágrimas.

La tensión es máxima, no se escucha un ruido en los otros departamentos, ahora no se logra entender lo que dicen. La mañana es fría, de repente se escucha un alarido. Él la golpea, y luego se larga a llorar, pasando al lugar de víctima.

-Andate, hijo de puta. ¿Por qué me tenés que pegar?, vuelve a preguntar buscando algún tipo de explicación. Se larga a llorar intensamente.

9:28, sábado:

La discusión parece terminar, algunos empiezan a levantar sus cortinas, abren sus ventanas. Todos los que parecían no estar, estaban, escuchaban, no intervenían. Ella tomó el coraje y lo hecho de su casa. Pasan algunos minutos y se empiezan a escuchar nuevos ruidos, es otra pareja que grita…no discuten, se aman.

3 comentarios:

  1. Qué horror. Es desesperante escuchar estas cosas... aparte, cuando llamás al 911, te dicen que tenés que saber exactamente el departamento para poder hacer la denuncia. En definitiva, todo queda en manos de la víctima que, ya a esa altura, está completamente quebrada psíquicamente. Por eso hay tantas muertes por violencia doméstica. Se estima que en la pcia de Bs As, la violencia doméstica es la causa de casi al 50% de las muertes femeninas.

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  2. Yo he escuchado una pelea similar en el edificio donde vivo. La violencia entre las parejas es más usual de lo que creemos, y además de los golpes, está la violencia psicológica, que propina golpes que muchas veces tardan más en curar que un moretón.
    ¿Qué hacer como vecinos? Pues está en cada uno, yo cuando escuché a mi vecina llorar quería abrazarla, pero en cambio me quedé en mi cama esperando que cese de llorar.

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  3. Lamentablemente estas cosas pasan muy seguido. Y todos y todas nos callamos. ¡A NO CALLARSE MÁS!
    En distintos lugar las mujeres se organizaron y cada vez que escuchaban que en alguna casa un hombre estaba maltratando a una mujer desde sus casas empezaban a golpear ollas metálicas, el ruido aumentaba a cada segundo hasta que el tipo se daba cuenta de que estaba siendo escuchado y que del lado de la mujer había mucha más gente de la que él esperaba.
    Las golpizas terminaban y la mujer se sentía acompañada.

    No hay que meter la cabeza en la tierra sino salir a acompañar y cuidar de la vida.

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