Las aves




Habría que ver cómo las aves se
cuidan entre ellas, desde un palo alto, alto, alto.
Habría que ver cómo se vigilan.
Cómo se intercambian el puesto para comer.
Habría que ver cómo se filtra el sol entre ellas
Y las ramas, que bailan,
A la tardecita.
Habría que ver cómo las aves
Se mueven en bloque
Y sus peores canciones
Las cantan en las mansiones.





El vuelo de los comisarios



Una vez un legislador nos recibió, a unos compañeros y a mi, en su despacho. La sala era luminosa, tenía secretarías, y las ventanas daban a la plaza. El hombre era fanático de Boca y tenía cuadros con otros políticos. Pero la mayoría eran con los mismos. Era gracioso ver como el tipo sobre representaba su lealtad hacia sus mentores. También tenía una foto de su hijo. Los políticos son seres grises, aburridos, que viven paranoicos, metidos en la rosca. Recuerdo que fui a esa reunión por pedido de una compañera, que buscaba sumar puntos dentro de la orgánica. Algo para mí difícil, porque no respetaba al muchacho de traje. Y, en el fondo, sabía que eso no iba a funcionar.

El tipo aplicó el estúpido método de no mirarnos a los ojos. Jugaba con su celular, haciendo como que sellaba cosas importantes, mientras nos dejaba hablar. En el medio, su secretaria, entró a la sala y le dijo algo al oído. Parecía una comedia. El tipo nos pidió que saliéramos porque tenía que hablar con otro legislador. Teníamos que esperarlo unos minutos afuera. Ahí decidí irme. Cruce la legislatura, repleta de asesores, je, como el que se escapa de un manicomio.

Los comisarios no tienen talento. Los comisarios vuelan bajito para controlar de cerca. Les gusta sentir la sangre cuando se muerden el labio sin querer. Los comisarios, ante todo, reaccionan. Ser comisario es fácil porque no tienen que crear nada. Porque no ensanchan los caminos, los achican. No hay nada más lindo que ver un comisario caído en desgracia. Su celular no suena. Andan con trajes gastados y se quedan horas eligiendo qué lata de ensalada rusa sale más barata. Es como esos soldados que volvieron vivos de una guerra. Saben que la guerra termina solo para los que murieron en combate. Esta década sobre narrada dejó un vendaval de comisarios. En los diarios, en las radios, en los hospitales, en los sindicatos.

Igualmente, nosotros les brindamos tranquilidad, cuando los crucemos por las calles no los vamos a llamar por sus nombres. Les vamos a poner uno artístico para que la gente no los cague a palos. Les vamos a indicar, con mucho cariño, por dónde están las salidas de emergencias. JEJEJE. PERO QUÉ RISA, CARAJO!

Para los tiempos que se vienen


Imagino que Macri, que es Mauricio, no lee. Y también imagino que no tiene noción de lo que afecta al grueso de la población una decisión suya, bah, de Durán Barba, que es Jaime. Es frecuente ver a los antiperonistas preguntarse en los programas de TV porqué el peronismo gobernó tantos años seguidos el país. La respuesta la dan estos brutos que tomaron el Estado.
El peronismo, que está en estado GPS -recalculando- y viendo cómo se sacan de encima a los piantavotos, debe retomar una agenda que evite el estallido social.

En el 2011 se promulgó la Ley 26.688 en la que se declara de interés nacional la investigación y producción pública de medicamentos, materias primas para la producción de medicamentos, vacunas y productos médicos. Esa ley continúa paralizada. Si se aplica, el precio de los medicamentos bajaría en un 80 por ciento. Fundamental para los sectores populares y los jubilados, quienes gastan gran cantidad de sus ingresos en remedios. El kirchnerismo la congelo por, jeje, bueno.

Recomiendo al Chirolita de Jaimito leer la novela de Steinbeck. Relato que cuenta cómo se traducen a nivel social los ajustes salvajes. El panorama es de un cielo plagado de hematomas. Sin reservas, inflación altísima y los salarios devaluados. El Plan Belgrano y el de pobreza cero, se van en el tren bala.

  A mamá le encantaba el mar. La última vez que pudo ir se trajo un cuadro con olas que rompían en una playa. Pidió que lo colgáramos encima...