Vos fumas, esos cigarrillos, que sacas de ese paquete todo arrugado, sabés que no me gusta, te reís, me tirás el humo; yo te contaba eso de la simpleza, la que me gusta a mí, no la chabacana, la boba, sino la que supero lo complejo, me preguntás algo que nada tiene que ver, sigo hablando, mirás la calle, con un suspiro, te acomodas el pelo, revolvés tu cartera, buscando no sé qué, te ponés en cuclillas, con la cartera en el piso, haces un gesto, como encontrando algo, yo ya estoy contando las monedas, te saludo desde la ventana del colectivo, y pienso en mi inconstancia, que me persigue…
El vagabundo que está llamando a tu puerta tiene puestas las ropas que tú llevaste una vez.
Ay, esta inconstanciaaaaa
Para otro año
Hay en estos días, en los que vienen, y las horas que pasan, cierta cursilería, que es boba, pero, a la vez, linda. Las calles, revientan, al calor del cemento, tanta oferta y tan poca demanda, en un mercado olvidado, en el tiempo. Los cristales que reflejan todo eso, que dice una mirada perdida, en la nada. Como sin aire, voy, esquivando barreras bajas, que se entrelazan, suelto una moneda al aire, pidiendo por vos. Viajo en una ruta desierta, que trae y diluye recuerdos, al costado en alguna parrilla, con el humo espeso en el aire. Y la luna que se viste de blanco, alumbrando balcones, calles angostas, que no llevan a ningún lado, a un paredón, que no puede evitar el atraco de la vida. Ya todo me chupa un huevo. Ya no quiero ser el mejor, sólo cagarme de risa, de algunos, que se la creen, perdonen, la cosa no funciona así. Todo, en fin, es mucho más difícil de lo que me dijeron en salita de cinco. Esa construcción divina, como que te destapen la gaseosa delante tuyo, encierra un pensamiento, estrictamente pelotudo. Me voy quedando sin recursos, sin decoro, sorteando la puerilidad, en la que es tan fácil caer. A veces me digo que estoy haciendo las cosas bien, otras, lo dudo, y no lo creo. Tengo una pila de cosas por hacer, papeles que esperan, otros que tengo que presentar. Siempre en la vida, nos la pasamos presentando cosas, hoy son unos papeles burdos. Cruzar media ciudad, con la música en los odios, que tapan las bocinas. Esa musicalidad, esa melodía, me permite sobrellevar ciertas cosas, que me resultan insoportables. Y esa distancia, que se acrecienta. Llego a la mitad y largo, dejo muchas cosas para el otro día, anotado en un papel amarillo. Dejo esto también para otro día, para mañana, o no sé, que se yo, para otro año…
El ciudadano

El otro día me puse a ver la película “El ciudadano”, que trata la vida de un magnate de los medios de comunicación, además, como inventó la prensa amarilla (entre varias cosas más). Es una película oscura, je, porque, básicamente es en blanco y negro (hecho el chiste, seguimos adelante). Por momentos es tediosa. En fin, a lo que quiero llegar, hay una escena excelente que define a los medios de comunicación, siempre hablando de monopolios -obvio- de medios concentrados, y el manejo de la información.
El magnate comunicacional está desayunando con su esposa y, en medio de una fuerte discusión, ella le dice:
-Qué pensarán las personas –lo mira con las cejas fruncidas-
-Él levanta la mirada, hace una pausa y dice: Lo que yo les diga.
Aclaremos que la película data de 1941. Para pensar.
La inseguridad de los medios
A mamá le encantaba el mar. La última vez que pudo ir se trajo un cuadro con olas que rompían en una playa. Pidió que lo colgáramos encima...

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U n día, muy temprano a la mañana, estaba cursando la materia de matemáticas del CBC de la Universidad de Buenos Aires. La clase ...
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Ya los dejo amigos. Quiero agradecer a todos los que leyeron, a vos Jachu , viste que apareciste en el blog, ja. A mis amigos, que siempre ...