Construir desde el amor y no desde el odio





El acto de Huracán demostró otro, por así decirlo, acto de cordura de la presidenta. Llamar a la juventud pidiendo construir desde el amor y no desde el odio, es ese el acto de cordura. En los setenta, la juventud peronista se equivocó, claramente, en las formas y –dicho sea de paso- en basar sus estructuras plenamente en odiar, en unificarse bajo imperativos fuertes. Esos imperativos fuertes los llevaron a enfrentarse, no a construir sino a luchar por la vida o por la muerte.
Cristina, sabiendo el poder que tiene su discurso, su figura, ante esta juventud no esgrimió un discurso cargado de odio y tampoco apuntó a un enemigo directo – eso que tiene y varios- sino que buscó cargarlo de políticas realizadas y también a realizarse. La idea gira en torno a cambiar el imperativo fuerte de aquella juventud, que era por ejemplo: “Patria o muerte”, o “Perón o muerte”, por uno que vende menos pero que es el resultado de la evolución de aquella juventud conjugada con la actual: “Amor”.
La diferencia, clara, con la derecha que intenta llegar al poder mediante las próximas elecciones y también podría decir mediante los medios, es intentar llevar la discusión a un plano de “crispación”, tampoco entiende este discurso, y mucho menos la de incorporar la palabra amor en una disputa política. Puede que sea porque no ingresa en su vocabulario o porque para ellos cualquier lucha por recuperar el poder, el espacio perdido, poco tiene que ver – a su entender- con el amor.
Claro está que la presidenta no necesita lanzar rápidamente su candidatura, primero porque no necesita posicionar su imagen como otros candidatos y segundo porque las encuestas la posicionan claramente como ganadora. Volviendo al discurso, seguramente le buscaran la vuelta para encontrarle algo malo, algo maligno, y no resaltarán este llamado a la construcción desde el no-odio, porque justamente la oposición pregona por esta gestación y, además, lo genera desde todas sus declaraciones mediáticas.
Este nuevo imperativo instalado por la presidenta marca un rumbo para la actual juventud, que busca transformar la realidad social y consolidar este modelo Nacional y popular, el llamado a dejar odios de lado y pregonar por la inclusión social, y también –a sortear las discusiones innecesarias en todo sentido- marca una bajada de línea muy interesante y altamente satisfactoria si se lleva a cabo. “Construir desde el amor y no desde el odio”, lo mejor que puede hacer la juventud.

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